E.T.S.A. SEVILLA / PROYECTOS + TEORIA DE LA ARQUITECTURA
La ocurrencia de Alicia de cruzar el espejo para encontrarse, sin saberlo, un mundo distorsionado, no hizo sino plantearle lo que admitía como real. La forma de ver la realidad es acotada, en gran parte, por una actitud ocularcentrista del individuo, que deja en segundo plano sentidos que son necesarios para el entendimiento de la realidad bajo parámetros que poco tienen que ver con los impuestos por el racionalismo imperante a partir del S.XVIII. La necesaria abertura para percibir no hace sino, del mismo modo que al personaje de Carroll, descubrir espacios que pese a estar no son percibidos. Nos referimos a aquellos que se encuentran en los límites, entre restos de otros normalizados bajo códigos definidos, los vacíos sin clara aceptación y sobre todo, aquellas partes de territorio, que pese al intento de dominio por parte del individuo, rechazan ese corsé, pasando a ser a su vez rechazados, por incomprendidos, por la sociedad.
El territorio se ha entendido a lo largo de la historia como un objeto a merced del individuo; se ha aceptado la idea de que éste se puede manipular, transformar, ordenar, regular… todo como si el territorio no jugase más que un papel de sumisión. Sin embargo, hay territorios que no pueden, ni quieren ser dominados; estos territorios, que debido a su resistencia en el dominio poseen cualidades propias que no son de ninguna otra parte más que de ellos mismos, son directamente rechazados por el individuo que basa su conocimiento en la razón. Necesitamos de nuevas armas para su desvelamiento.
El intento de vislumbrar estos espacios bajo lo conocido, hace que se caiga en la simpleza de lo ya conocido, es por ello, por lo que debemos basarnos en un conocimiento multidisciplinar de la realidad. Cruzar el espejo, y desvincularnos de la realidad normalizada, para entrar en aquella otra distorsionada que no haga sino revelarnos la verdadera realidad de estos territorios; desvincularnos al fin y al cabo de una forma preconcebida de entender y percibir el territorio y aceptando la abertura que nos ofrece el arte, la filosofía, la arquitectura, la poesía… y todas aquellas viejas féminas que en lugar de acotar la realidad la expanden bajo argumentos que apuestan por la percepción de lo sensible, frente a lo racional.